Buitre negro


Aegypius monachus escúchalo! descargar ficha en PDF
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CATEGORÍA DE AMENAZA
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¿DÓNDE VERLO?
HUELVA SEVILLA CÓRDOBA JAÉN
H-1 SE-1 CO-1 J-1
H-2 SE-2 CO-2 J-2
H-3 SE-3 CO-3 J-3
H-4 SE-4 CO-4 J-4
H-5 SE-5 CO-5 J-5
H-6 SE-6 CO-6 J-6
H-7 SE-7 CO-7 J-7
H-8 SE-8 CO-8 J-8
H-9 SE-9 CO-9 J-9
H-10 SE-10 CO-10 J-10
H-11 SE-11 CO-11 J-11
H-12 SE-12 CO-12 J-12
H-13 SE-13 CO-13 J-13
H-14 SE-14 CO-14 J-14
H-15 SE-15 CO-15 J-15
H-16
H-17
ESTATUS
Sedentario, con aporte de inmaduros no reproductores y ejemplares foráneos

POBLACIÓN
Hay 259 pp. en toda Sierra Morena (2011).

HÁBITAT
Las colonias de cría se ubican en extensas superficies de monte, pinares y bosque mediterráneo, tranquilas y sin poblaciones humanas. Para alimentarse campean por dehesas, pastizales y manchas de matorral.

FENOLOGÍA
Se ve todo el año. Tiene un período reproductor muy amplio, que se extiende más o menos entre enero y agosto-septiembre. Entre noviembre y diciembre son más frecuentes las incursiones de aves jóvenes y de adultos procedentes de colonias de fuera de Andalucía. 

DISTRIBUCIÓN
Cría en las cuatro provincias, siendo más abundante en Huelva (93 pp. en Sierra Pelada y áreas próximas). En Sevilla mantiene dos núcleos que suman unas 65 pp., en Córdoba se restringe al P. N. Sierra de Hornachuelos (36 pp.) y en Jaén al de la Sierra de Andújar (65 pp.). No obstante, el hecho de que el buitre negro sea –como todas las carroñeras- un ave que necesita hacer grandes desplazamientos para buscar alimento, unido a la presencia de aves no reproductoras, hacen de él un animal de avistamiento sencillo en casi toda la cordillera mariánica.

COMENTARIOS
Es una de las especies más emblemáticas de Sierra Morena, pues nuestro territorio acoge la totalidad de la población andaluza. En la población sevillana se han documentado peculiaridades en el comportamiento reproductor: hay casos de tríos y de puestas dobles en algunos territorios.

AMENAZAS
Su situación es estable o en ligero aumento, aunque aún se registran importantes amenazas. Las más destacadas son la ingesta de cebos envenenados, que ha afectado a varias colonias, y la destrucción de hábitat y molestias derivadas de la gestión forestal (plantaciones de eucaliptos) en la colonia onubense de Sierra Pelada.